La enseñanza con perspectiva de género y diversidad significa aprovechar la diversidad de estudiantes y docentes, sin que esta diversidad implique desventajas, así como también contribuir a eliminar la discriminación y la desigualdad. En lugar de despreciar la diversidad, se deben visibilizar los puntos fuertes de todas las personas involucradas.

Es importante entender que no son las características individuales o la pertenencia a un colectivo lo que lleva a las personas a discriminar, sino que lo son los mecanismos sexistas, racistas, clasistas, entre otros, que existen en la universidad y en la sociedad, y que cargan de significado estas características. La diferencia entre estas perspectivas se vuelve evidente, por ejemplo, cuando una mujer no es tomada en serio al dar una ponencia: esto no se debe a su condición de mujer, si no que se debe al sexismo generalizado.

Es necesario generar conciencia sobre estos mecanismos estructurales, tematizarlos y modificarlos a través de la enseñanza con perspectiva de género y diversidad, para que cada estudiante tenga un paso por la universidad lo más libre de discriminación posible, independientemente de las “características”, las experiencias individuales y la pertenencia a colectivos. La enseñanza con perspectiva de género y diversidad, por lo tanto, no se dedica (únicamente) a la situación de cada estudiante de forma individual, sino especialmente a las circunstancias estructurales que en primer lugar posibilitan experiencias de discriminación y de exclusión.

Los factores estructurales suelen quedar fuera de la esfera de influencia de les docentes. Es más fácil cambiar el comportamiento propio, si quien ejerce la docencia tiene la intención y, también, las posibilidades de tiempo y lugar para hacerlo.

Más al respecto en: Contenidos de la enseñanza y del estudio (en inglés)

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Versión junio 2024. A menos que se indique lo contrario, esta obra se encuentra bajo una licencia Creative Commons Attribution-ShareAlike 4.0 International License.