Percibir el posicionamiento, habilitar el “aprendizaje para todes”
Una enseñanza con perspectiva de género y diversidad puede tematizar dichas categorías tanto implícita como explícitamente.
Por norma general, especialmente si se va a tematizar de forma explícita, quienes estudian —y también quienes ejercen la docencia— pueden haber vivido situaciones de desigualdad y discriminación: junto a estudiantes que nunca han experimentado discriminación racista o sexista, se sientan estudiantes para quienes esto es parte de su día a día y, tal vez, también haya quienes participan activamente de forma consciente o inconsciente en este tipo de prácticas. Un grupo de estudiantes y docentes saben qué barreras existen porque deben confrontarse a ellas de manera constante, otro grupo no. Hay quienes dedican muchas horas diarias a un trabajo o tienen trabajos temporales durante las vacaciones semestrales; otras personas terminan su jornada más temprano, en este tiempo pueden hacer un curso de idiomas, viajar o prepararse de forma intensiva para los exámenes.
Aunque ciertos privilegios y marginaciones puedan ser percibidos, quienes ejercen la docencia no conocen todas las circunstancias que influencian el aprendizaje de sus estudiantes. Sin embargo, nadie debería llegar al punto de hacer éstas públicas —especialmente si se trata de experiencias de marginación— en contra de su voluntad.
De estas diferentes posiciones surgen diferentes formas de acceder al tema y, a menudo, también diferentes necesidades y preguntas. Mientras que algunas personas afectadas intercambian sin problema con otras personas que hayan tenido experiencias similares, hay quienes no quieren en absoluto tocar el tema. O, puede ser que haya quienes sienten curiosidad y preguntan directamente por las experiencias de discriminación y desigualdad. Sin embargo, quienes han vivido discriminación en carne propia pueden no querer responder preguntas curiosas, ya que esas preguntas las escuchan muy a menudo.
Para algunas personas, pensar sobre género y diversidad en función de un tema concreto significa mejorar la capacidad de acción y, eventualmente, poder defenderse mejor contra todo tipo de discriminación. Para otras significa enfrentarse a los propios enredos dentro de las relaciones de poder y a una incertidumbre frente a las certezas valoradas.
Enseñar con perspectiva de género y diversidad significa desarrollar una sensibilidad sobre dónde residen las respectivas necesidades, pero también los límites del estudiantado.
En este contexto, es importante visibilizar que cambiar los comportamientos discriminatorios a menudo requiere salir temporalmente de la propia “zona de confort”. Una buena manera de ayudar en el manejo de esta tensión es, por ejemplo, elaborar un convenio para el desarrollo del seminario. Esto puede facilitar que se tematicen la discriminación y el comportamiento de roles sin repetir los estereotipos que deben ser tratados de forma crítica. El concepto de un abordaje positivo de los errores, una metodología que concibe a los errores como una oportunidad para mejorarse, apunta a esta dificultad.
Para quienes ejercen la docencia, esto también puede significar incentivar a estudiantes en específico a salirse de los roles y a ocupar más espacio, participar de forma más activa en grupos de trabajo, presentar los propios resultados obtenidos o simplemente no dejarse interrumpir. Eszo permite, a su vez, incentivar de forma más clara a percibir más conscientemente los límites de sus colegas de curso, adoptar roles menos dominantes, dejar que las demás personas terminen de hablar sin interrumpirles o, en los grupos de trabajo, ceder las tareas importantes a quienes no suelen ejercerlas. La estrategia “adecuada” para cada caso dependerá del tema concreto y de los posicionamientos correspondientes frente a este tema por parte del estudiantado.
No hay una única receta y ni un único método que resulten igualmente adecuados para docentes y estudiantes. Encontrar estrategias para afrontar de forma práctica estos desafíos es parte del proceso de adquisición de competencias en género y diversidad, tanto para docentes como para estudiantes. En todos los casos es recomendable prepararse y repasar posteriormente de forma cuidadosa los métodos y los cursos, por ejemplo, siguiendo la Planificación y evaluación de métodos.
Más al respecto en: Contenidos de la enseñanza y del plan de estudio, Métodos
Convenio para el desarrollo del seminarioTodas las personas son responsables del éxito del curso. Sin embargo, como docente, usted es responsable de crear las mejores condiciones posibles para un ambiente de aprendizaje constructivo sus estudiantes. Especialmente cuando se trata de género y diversidad, suele haber discusiones animadas, grados de sensibilización muy diferentes y, por desgracia, también lesiones.
Para fomentar un buen ambiente de debate, tiene sentido formular desde el principio unas normas de trato en forma de acuerdo para el seminario. Esto sirve para la transparencia y proporciona seguridad, porque en caso de duda, se puede hacer referencia a los acuerdos en el transcurso del semestre. Por un lado, usted, como docente, puede introducir ciertos principios que contengan lo que quiere o los comportamientos que no va a tolerar. Los acuerdos tienen más probabilidades de ser aceptados si se elaboran democráticamente con sus estudiantes o, al menos, si se deciden conjuntamente, lo que resulta especialmente útil en los cursos más pequeños. También es muy recomendable introducir el concepto de "posibilidad de error", que considera conscientemente que la enseñanza universitaria no es un espacio libre de poder.
Bibliografía
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Sandoval Mena, Marta; Simón Rueda, Cecilia; & Márquez Vázquez, Carmen. 2015. Celebrando la diversidad: Un recurso que enriquece la educación superior. Madrid: Universidad Autónoma de Madrid.
Staats, Cheryl. 2015. Comprender el sesgo implícito: Lo que los educadores deben saber. Educador estadounidense. Invierno 2015-2016.
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